lunes, 4 de febrero de 2013

SABADO POR LA MAÑANA

Sábado por la mañana, planes para hoy?... pues cada uno con ideas diferentes, así que me permito, me permiten asistir a una visita guiada, en esas en la que te explican el por qué de los monumentos y su entorno, te permiten el acceso y descubrir historias y otras vistas para fotografiar me agrada mucho, así que me levanto temprano para llegar a tiempo. Pero como ocurre casi siempre, sobre todo si eres madre, esposa, ama de casa.... surgen mucha cosas antes de poder salir de casa, aunque la que salga sea yo sola, al menos en ese momento.

Me marcho corriendo me quedan quince minutos para llegar al punto de encuentro, misión imposible, pienso, pero acelero el paso, agradezco llevar las botas con suela de cuero, su sonido a advirtiendo a los demás viandantes de mi velocidad y proximidad, algo que me permite avanzar con más rapidez ya que me hacen hueco al notar que me acerco, cosa que voy agradeciendo verbalmente.

A pesar de ser una mañana fría de enero me empiezo a acalorar por la velocidad y la cantidad de ropa que llevo, no me quiero detener para no perder tiempo y consigo llegar con un par de minutos de retraso, saludo al grupo y me integro de inmediato prestando atención a todas las explicaciones, entremos en la torre de una de las puertas de entrada a la ciudad, las vistas desde allí son esplendidas, me apresuro a sacar la cámara y me pongo manos a la obra...

Nos vamos a otro enclave de la ciudad, una de sus plazas nos hablan de los edificios, su estilo arquitectónico, su valor de construcción en su época, etc, en ese momento se incorpora al grupo un fotógrafo de esos de la prensa, no me gustan que me hagan fotos, me mezclo con la gente del grupo, continuamos la visita. 

Estamos llegando al final del recorrido, llegamos a una zona amurallada, donde comenzó a existir la ciudad, estoy allí casi en primera fila escuchando los detalles de las Taifas, y de repente me doy cuenta que allí de frente a mi está el fotógrafo, sacando fotos, me quiero esconder, desaparecer de allí, doy un paso atrás, pero estoy en primera fila, me disculpo con el señor que tengo detrás por haberle pisado, y no me queda más remedio que quedarme allí, petrificada, pensando como escapar de esta situación. Miro al fotógrafo escondida detrás de mis gafas de sol, advierto que con el objetivo que tiene no nos podrá fotográfiar bien y me empiezo a tranquilizar, creo que por esta vez me he librado....

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