viernes, 15 de febrero de 2013

A PUNTA DE PALABRA

No es que fuera de noche, pero lo cierto es que ya no estaba el sol, probablemente fuese el momento del rayo verde. 

Regresaba a casa de una de esas reuniones a las que no sabes ni porque vas, porque siempre se habla lo mismo, y se alargan... como se alargan, hasta que alguien decide que ya es hora de terminar.

Pues eso, que iba yo perdida en mis pensamientos, a saber en que punto del planeta que encontraría cuando de repente tuve que regresar, tenía en frente a un tipo me estaba pidiendo el bolso, es uno de esos momentos en los que tu cerebro va tan rápido o tan lento, que no sincroniza con tu cuerpo. Yo lo miraba, no me amenazaba con nada. Intentaba razonar el momento pero la sangre no me alcanzaba al cerebro, tampoco te puedo explicar como se desencadenó todo lo demás, allí estaba yo en frente a un tipo que me doblaba en corpulencia, y de repente empecé a articular palabras,  "¡pues vaya!, ya me han robado el bolso esta mañana, como me pilló en el centro me acerqué a arreglar papeles a comisaría", y saqué del bolso unos cuantos papeles de esos que guardas y nunca te acuerdas de sacar, y seguí hablando, "si no te importa me los quedo, más que nada para evitarme el trastorno de tener que ir de nuevo a solicitarlos, pero te advierto, no llevo dinero, ni tarjetas"... y antes de parar de hablar, que vete tu a saber que más hubiese dicho, el tipo resopló se dió media vuelta y se marchó. Yo retomé el camino con paso acelerado con el único propósito de alejarme de allí, anduve lo que pude hasta que las piernas se me volvieron gelatina, mis ojos se inundaron de lágrimas... es todo lo que te puedo contar de aquél atraco a punta de palabra.

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