miércoles, 10 de febrero de 2016

EL ASCENSOR

Como dice Carmen Martín Gaite en un libro "Un tapiz consta de tantos hilos que no puedo resignarme a seguir uno solo; mi enredo proviene de que una historia está hecha de muchas historias, y no todas puedo contarlas."

En nuestras vidas continuamente aparecen y desaparecen personas, personas que van cumpliendo su función aunque en ocasiones nos parezca injusto que desaparezcan, pero todas, todas ellas te dejan una lección aprendida.
Yo aquí "pinceladas de una vida",te voy contando historias que he vivido algunas en primera persona y otras como la que voy a relatar hoy, en la que he sido espectadora de primera fila.

Esta historia ocurrió en un ascensor de un hospital, es una historia de cine mudo, para que te hagas una idea, ocurrió en uno de esos interminables descensos o ascensos, lleno de gente que entraba y salía según nos íbamos parando en las distintas plantas.
En una de esas paradas entraron tres personas, que hubiesen pasado desapercibidas como tantas otras, pero ellas contaban una historia con sus cuerpos, sus miradas... te voy contando: los tres entraron en orden, en primer lugar "la madre", tras ella una pareja joven. La madre al entrar se colocó con la espalda apoyada en la pared, como si necesitase que la sostuviesen, entrelazó sus manos y las balanceaba del frente hacía su pecho con un movimiento pausado, yo diría que rezaba, la segunda mujer estaba al lado de la primera sin apoyar en ningún sitio más que en sus pies, como inerte, con la mirada perdida supongo que buscaba un sitio solitario dentro de ella para vivir su pena, y él, colocado estoicamente al lado de la mujer joven, con el cuerpo girado hacia ella, y una mirada... una mirada que gritaba, ¡me cambio contigo!, no es justo que tú sufras esto, yo me sentía invadiendo su intimidad, intimidad que hoy hago pública.

martes, 2 de febrero de 2016

HASTA SIEMPRE CHURRUCA!!


 En recuerdo de Javier Pérez-Cepeda Villa.


2 de febrero de 2016

Hoy hace 2 meses que te fuiste. Hace dos meses que decidí que te escribiría, te lo debía, te lo debo. No sé si no encontraba la forma de hacerlo o tal vez no tenía las fuerzas necesarias, cualquiera que sea la excusa, hoy no me vale.

Hola Chu!! Este era mi saludo cada vez que tenía noticias tuyas, de tus andanzas, de tus alegrías, pues pocas penas han sido las que me has confiado.
Así fue hasta aquel 2 de diciembre. Sabes? ya tenía preparada una felicitación de navidad para ti, había decidido que este año no te me adelantarías, pero el destino quiso que las cosas fuesen de otra manera.
Ese 2 de diciembre me  topé con la noticia "Se nos ha muerto el Gran Churruca", no la quise leer era última hora de la tarde y tenía que madrugar, me fui a dormir antes de lo habitual intentando olvidar, me costó conciliar el sueño, durante la noche despertaba y la noticia giraba en mi memoria una y otra vez, al final concluí que había sido un mal sueño y conseguí descansar un poco. 
A la mañana siguiente marché a trabajar y fui desarrollando mi trabajo con normalidad a la hora del café busqué en mi correo y allí estaba El blog de Santiago González y "la noticia". Leí detenidamente sin poder evitar que saliese alguna lágrima, no había dudas, me quedé temblando, bloqueada, era increíble busqué a amigos comunes en la red, ellos estaban igual que yo, era algo tan grande, tan doloroso, que difícilmente podíamos manejar, entonces pensé que podía ser una broma, que tontería! Verdad?, pero te aseguro que en esos momentos necesitaba justificar lo incomprensible, tengo que reconocer que me enfadé, sí, ya sé que a ti, el gran caballero jamás le gustaba jugar con los sentimientos de nadie que te aprecie y menos con los de personas a las que me constaba tú también apreciabas, entonces me di cuenta que realmente me alegraría si todo aquello fuese una broma. 
Leí despedidas de mucha gente, como bien dijo Santiago eras un coleccionista de amigos, muchos de ellos te acompañaron hasta el ultimo momento, también hubo quien dijo que dejabas muchas viudas, a mi, me dejaste huérfana, o si me apuras sin hermano mayor.
En los días sucesivos seguí comprobando los mensajes en mi móvil con la esperanza de tener noticias tuyas, pero no fue así, llegó el 28 de diciembre nadie habló de ti ese día ni en los siguientes, y así hasta llegar a hoy.
Estoy segura que allí donde estés no pasaras desapercibido, personas como tú, pocas he conocido.
Me prometí en su día que también tendrías mi pequeño homenaje al eterno caballero.
Hasta siempre, Amigo!